Bosques y máquinas//

“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean"



El inspector Morse o el precedente del Doctor House
22.7.10 @ 3:02 a. m.

Las borrascas, los huracanes y el frío asesino te acechan. Plaf, un corte. Pensar.
Volver a la idea que baila en tu mente. El cinismo discreto del Inspector Morse,  [protagonista de una serie inglesa que a lo largo de mis blogs está como referente primero] sirvió como motor para delinear un personaje de profundo carisma estrambótico.  El Doctor House fagocita lo que el Inspector Morse bordeaba. La tristeza amarga de IM se convierte en   DH en una cosa viral. El espectador no puede detestar a DH porque sabe que lo que dice, afirma, vomita verbalmente, no es un alarde. Es una ácida e inteligente intuición y muchas veces un producto de una observación radical. DH siente el dolor físico como una forma cruel que le quita alegría, pero que le potencia a ver todo como si usara un caleidoscopio que llega a la verdad por la deformación. Un camino extraño, que punza realidades y arroja al DH a lo que atrae a cientos de miles de personas a seguir sus episodios. 
Personajes fronterizos de gran potencial.

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[post- post ]
15.3.09 @ 8:42 a. m.


escuché a hamletmaschine, quien no me recomendó que cambiara el template, si no comentó sobre la vista del fx en su pantalla. lo pensé: si una plantilla no se ve totalmente en algunos monitores que en realidad son muchos, mejor aplicar una que se aprecie en todas las pantallas.

este template es operativo con los gadgets incorporados por blogger y espero dejarlo un tiempo. y no me extiendo más sobre templates. el verano asalta al teclado y hay un reflejo en el monitor.
nos vemos luego vía posts.

solamente les cuento que compré cuentos y los mitos de cthulhu, historieta de breccia, basada en lovecraft y un cd' de alejandro susti, islas. todo se combina con los días espumosos de marzo. las tardes en este mes son muy bellas, cuando cae el crepúsculo.

ah, les dejo un tema d sonic youth, aquí.

un mar que cambia es algo rico y extraño, decía hugo de vries en uno de los mejores episodios de inspector morse, en el que la metempsicosis y los crímenes son las ideas cenrtrales de un brillante asesino.
otras analogías van. canciones, actos, nosotros somos el mar.
ni digan que ando insoportablemente poética. el insomnio me ha sacudido. dan ganas de hablar del mar. de baterías y saxos. ya viene el jazz. siempre viene.

aletas de tiburón. caballitos de mar. bestiario marino. y los humanos afuera. lo pensaré.


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lo conmovedor
25.1.09 @ 1:03 p. m.

por todos los dioxes. un actor en el segundo episodio, el silencioso mundo de nicholas quinn, de inspector morse, interpreta a un muchacho perturbado. es conmovedor con esos gestos en los que dirige a una imaginaria orquesta. sin la menor afectación, con un poder que sale de su rostro, de su cuerpo, y que estalla en el movimiento de sus manos.

hace tiempo apunté su nombre que está en los créditos, casi desapercibido, porque su rol es circunstancial. el nombre de un actor que hoy ya no es ese chico de cara huesuda. sólo espero -tal vez infantilmente- que esa constitución de su faz conserve esas líneas que en sus huesos sobresalían delicadamente. una sublime especie del ser humano.

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Devotage 9
26.11.08 @ 9:02 a. m.

Ese final del episodio* sobre un inspector jefe que confiesa cómo mató a un hombre. Pensaba que era el asesino de su hija. Y habla del abrazo.
Tendría que haber sido abrazada una vez . Y no ser lanzada a ese lugar.

Desesperante música de Steve Reich Piano Phase en ese loop que Glenn Branca usa de una manera polianímica. SR lo despliega para el tema punzante.
La cadencia íntima del cuerpo que absorbe la música. Reich prefigurando el efecto.


Un asesinato cometido al hombre equivocado.
Unos ojos de mujer perpleja, cayendo al vacío. La mujer del Inspector en un instante sabe que su vida fue una mentira profunda.

El vacío. El vacío.

La filosofía, todos los absurdos, los desencantos, el humor fácil, las miradas sesgadas, el juzgamiento, el amor artificial.

Entusiasmarse, amar lo imposible, reunir imágenes felices, transformarse al escuchar una composición compleja. John Cage.

Y los retornos. La belleza. La lucha travestida. La gran tristeza.

No vas a recuperar los momentos hermosos y ese es el costo de la felicidad. Lo irrepetible.
Ian Curtis cantando Atmosphere en la mañana nublada. Y otra vez volver al cuerpo, salir a explorar la ciudad, su corazón. Taquicardia de la ciudad. No hay Faustos. Hay máquinas turbulentas. La ciencia. La sangre.

Volver.



* Episodio de Inspector Morse, en el que IM resuelve un caso donde está implicado un Inspector Jefe.



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Series televisivas y Cheap trick dándole brillo al cerebro, yeeahhh.
1.10.08 @ 9:49 p. m.

Anteayer pensé que después de una sesión blipera gore, escribiría algo sobre cercenamientos. Pero me deslizé por otras rutas, y acabé madrugando, reenamorándome de bandas con sonidos extrañamente sucios y psicodélicos.

Hoy vi, creo que por quinta vez, el último episodio de Inspector Morse y medité sobre lo que Linkillo dice sobre el envejecimiento de las imágenes refiriéndose a LOST, porque piensa que tal vez será anacrónica al pasar el tiempo. Así que Inspector Morse debe ser una serie algo anticuada para los fans de una serie por ejemplo, cuya protagonista principal es una bonita policía que en cada episodio de una hora, tiene mucha acción y que a veces llora, es sexy y sabe pelear cuerpo a cuerpo.
Recuerdo haber leído un gran post sobre esta serie de la que se me fue el nombre, que cuando vi no me produjo ninguna avalancha de sensaciones, pero es que el post era sencillamente un tributo más que todo a un personaje. Así debe ser, me digo, te enamoras de alguien que al otro no le va a cautivar. Yo me enamoré un tiempo del personaje Inspector Morse. Mi primera etapa, fue de proximidad afectiva a secas. Mi segunda etapa fue de enamoramiento intelectual. Sí, aunque suene nerd, fue así. Y sin cuestiones sexuales ni sublimadas siquiera. Y en la tercera etapa me encariñé con el personaje asimilando su integridad, es decir ese no sé qué de hombre con reticencias hacia las mujeres no precisamente delicadas. Porque el detective Morse, amante de la ópera, lector constante, jugador de ajedrez, a quien le gusta resolver crucigramas donde encuentra anagramas y pistas, es un nato enamorado que toda su vida se la ha pasado entre mujeres siendo una, especialmente una la que ha querido mucho. Son todas esas tramas acumuladas sin jueguito sexual posmoderno lo que hacen de Inspector Morse, sí, una serie donde encuentras un humor punzante, algo amargado con un seco y brillante estilo inglés. A algunos, entre los que me cuento, nos gusta que las series se extiendan en más de una hora, porque así hay más detalles, más dioramas. Más apetecible ver una serie que no corra en media hora o 45 minutos. Con todo lo que significa que en más de una hora, sea posible aplicar en un episodio.


En el último episodio, el Inspector Morse dice estas líneas de un poema* en medio de una hermosa campiña, cuando Lewis y él beben sentados en mesas campestres e IM ladea su canosa cabeza [una majestuosa cabeza realmente]:

Ensangrentando los cielos
Cuán pesadamente fallece
Hacia el lejano oeste
Más allá del tacto, de la vista y del sonido
Para no ser hallado
Cuán desesperanzado es estar bajo tierra
Cae el arrepentido día

Nudo en la garganta: lo ves diciendo el fragmento que a estas alturas, te lo sabes de memoria, y otra vez te conmueves como un niño frente a su héroe. Veo a IM emparentado con Cioran por la vía de los actos, alguien que se hace policía pero que no tiene nada que ver con las burocracias, ajeno a los desfases violentos. Su violencia es otra. Y la vas develando en la serie, pero no es vengativo, corrosivo sí, pero no ruin. Porque hace tiempo que las series televisivas se quitaron los estereotipos del bueno y el malo, las antípodas, los extremos en un mundo esquizo. Así encuentras tramas, entre los intersticios de la globalización y las guerras.

El contrapunto en la serie, lo da la relación entre IM y su acompañante el Sargento Lewis, con quien desarrolla desde una tortuosa relación hasta una amistad que hace que IM se cuestione su elitismo intelectual con radicalidad. Esa honestidad suya le da a la serie su sustancia, porque este hombre renegón tiene una prestancia indiscutible en medio de sus debilidades, lidiando con su jefe, un hombre institucional hasta el fundamentalismo. IM es honesto sin que eso le moleste en lo mínimo. porque vamos, hay una diferencia entre el que es honesto porque se ve acorralado y debe serlo, y el que lo es porque no le seduce el poder, lo que al fin te da el dinero, el dominio sobre otra gente, las ganas de pasar por encima de tu prójimo. Pienso que por eso la figura de Cioran no me resulta descabellada para tomarla como referente cuando escribo sobre IM. Esa despreocupación por tener poder me parece lo más atractivo que pueda existir y en el Inspector Morse es patente como la luz solar.


Con Prime Suspect, [ asimismo inglesa], también opera lo que se considera corresponde a una serie no precisamente juvenil. Lo que no sé si es tan definitivo, aunque mirando las modas, la implosión del reaggeton y la euforia por la eterna juventud a modo piel estirada, creo que sí, tomando en cuenta que rigen las categorizaciones por intereses generacionales. Eso está cagado, piensa el ecléctico. Bueno, estamos de acuerdo. Perfecta metáfora de lo escatológico: lo cagado en cultura se afianza y la contraparte llega con las buenas series que arrasan con esas categorizaciones.

En Prime Suspect, se toca el tema de la mujer que dirige un departamento de policía y no transa con los intereses, choca con secretos gubernamentales, con jefes, intrigas, vive un romance, lo termina, es firme, no es una superheroína, es una heroína en medio del colapso criminal. No es la joven que mantenga al televidente prendado de su atractiva belleza. Pero es que ella es mucho más que todo eso, porque ha roto con los esquemas, se inmola en cada caso sin estruendo, a través de sus actos. Es inmensa. Cuando la miraba llorando por el caso de la chica musulmana, me decía que eso era coherente: la gente fuerte llora.


Llega LOST y rompe con las categorizaciones. Un niño sigue con interés la serie, una adolescente, una chica, una mujer, un hombre. Todos sentados y silenciosos mirando LOST.
Por otra vía, eso también pasaba con The Wonder Years, en otra nota The Munsters a los chicos ya no les basta. ¿Muy naif?. Ha llegado la era gore no subterránea. Mutilaciones: caen chorros de sangre.

Pero LOST concentra todo y lo ofrece con un pertinaz trabajo, con irreprochables y creíbles actuaciones, escenografía diseñada en proyecciones interiorizadas especialmente para la atmósfera de la serie. Se torna intrincada desde la tercera temporada, pero no burda, más compleja, pero no absurda en el sentido peyorativo.

Los personajes de LOST se convierten en gente a la que te acercas vivencialmente, como si fueran tus amigos, tu familia, ¡tus alter-egos!. Con sus contradicciones y actos heroicos, porque están en esa isla, como redimiéndose no de pecados terribles, si no de la vida misma, de sus jodidos zig-zags. Ese repaso en flasbacks de cada personaje nos acerca más a la serie, porque aquí hay más de un protagonista evocando sus amores y conflictos, y que todo ello sea espectado con interés es plausible. El misterio y las redefiniciones a través de una serie, son bastante estimulantes, inevitablemente te llevan a un punto en el que te estás mirando a ti mismo de pronto cuando estás sentado en silencio o en medio del ruido de la ciudad mientras caminas. Por eso LOST ya es parte del imaginario colectivo. ¡Televidentes del mundo unidos vía LOST!.

Ciertamente escribir sobre series televisivas ha producido en esta flaca filmadora, una especie de euforia, a la que contribuye Cheap Trick con el tema del día y seguramente de los que vienen. Así que lo colocaré aquí, grax al maravilloso Blip.fm.

A veces escribir te pone lumínico, propenso a ser feliz. Si dura poco, no importa: sucede.




Nota:
* Si alguien sabe quién escribió el poema que el Inspector Morse, dice en el último episodio de la serie [probablemente un poeta inglés, aunque puede ser una poeta alemana, francesa, etc que hasta el momento no ubico] saltaré de alegría y se lo agradeceré enfáticamente. Splaaaash.

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Esos gestos [ que te hacen querer a alguien ]
20.8.08 @ 2:41 a. m.


Cantar puede ser un gesto. Leonard Cohen canta más ronco que antes y se le oye más conmovedor. En un registro algo retorcido, como en un poema agridulce.

LC e Inspector Morse.

La dupla.
Morse & Lewis.

Son tan grandes algunos actores que en sí toda sus actuaciones son un gran registro de gestos. Se tornan entrañables.
El sargento Lewis, dolido porque se da cuenta que esa viuda rubia que su jefe amaba desde que era un universitario en Oxford, era la asesina. Pero, estrictamente no lo era. La trama se debate en un caso de venganza. Susan es la esposa de un Profesor que estaba desahuciado, inválido por una enfermedad mortal. Susan y su esposo se apoyan y planean una venganza que implica una muerte. Muerte que cumplirá dos objetivos : una venganza y el cese del estado de deterioro físico del enfermo.

Lo que me impactó en el episodio que hoy vi - o volví a ver- fue la actitud del sargento Lewis, en quien no me había detenido para apreciar, como el componente de la dupla Morse& Lewis, en las investigaciones que acomete Morse, ese coloso escéptico, tan atípico para ser un star de las series televisivas. Lewis hasta el final se reserva el cassette develador y lo lanza a uno de los hermosos lagos de Oxford para asegurarse que Morse jamás conocerá una verdad que destruiría cierta belleza dentro de su glam amor, como en una canción de Leonard Cohen, sin duda.

Estoy recordando que mi padre tenía gestos como ese en una variante: me cuidaba desde sus ojos bondadosos y algo nublados hacia el fin de sus días. Estoy imaginando cómo le hubiera gustado cantar alguna canción de LC. Creo que de una u otra forma tenía de sus canciones, en su manera de ser.

Ahora que veo el juguete de cuerda que compré en esa feria popular donde encuentras cosas que existían antes que nacieras, sigo escuchando a LC y acaricio la canica verde, la más grande de las que guardo en mi escritorio.

Mañana llevaré esa galletas de coco que tanto le gustan, a A. Viaje largo atravesando la ciudad con Leonard Cohen en el mp4 y el superbolso. No sé cómo contener en mí, por estos días la sensación de que lo que te duele, ni por asomo se cruza con esa guerras que al otro lado del mundo suceden.
Georgia.
Pero cómo extraño a mi niño.
Autonomía. Él desarrolla su propia maquínica, su propio soundtrack.
Ácido & dulxe.



*


El cuerpo, otra vez el cuerpo vibra. Y no hay que llorar mucho. Mejor, sacarse la filosa tristeza, sonriendo cuando LC canta, porque existes y todo lo que percibes, llueve en la mente y traaash, los roadsides surgen. Always, dixit el cuerpo.

Necesito cómplices.
La ciudad, films, playlists, más libros. Ser deseante.



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sin humo ni estrellas
30.4.08 @ 3:19 a. m.

sí, tienes razón. él es gruñón, tiene panza, mas no me negarás que tiene un extraño glamour. john thaw o el inspector morse y el bólido tiempo.
escribo estas líneas cansada, con el olor de heno de pravia en las manos y crema de bebé en las muñecas. hace poco se llevaron con camisa de fuerza a una anciana que padece el alheizmer. perdóname, no tengo noticias alegres, excepto que estoy empaquetando cajas para mudarme y no darles el gusto a mis vecinos con sus tocadas de puerta a toda hora.

-buenas tardes ¿tiene por si acaso fósforos ? luego se los devolvemos rodrigo y yo. y me mira de pies a cabeza, se detiene sobre mi corazón, diría d, pero no, son mis senos y yo enrojezco. lo sé y le doy varios palitos al tipo que huele a colonia cítrica y se toca los bolsillos de sus bermudas anaranjadas.

(no tengo alguna gema para darte. sólo unos ojos negros, mi cuerpo, mis ojos).

-buenas noches, por favor, sí, soy yo otra vez ¿tiene a la mano un martillo? y me mira el cuello, se diría que admira mi oreja izquierda. pienso que le tiraré el martillo en la cabeza, que sus sesos caerán sobre mis pies y que luego habrá silencio, y esa paz que cabe en el puño de mi mano.

(algún origami guardado hallaré para ti cuando el silencio llegue. no verás nada sangriento. nadie morirá).

la habitación propia: virginia woolf se olvidó de los acosadores. estoy cansada y tu cara con el mechón sobre la frente aparece de pronto cuando veo los ojos húmedos de esa mujer asustada en mi serie favorita. la diva herida. a propósito, adquiriré en tu honor los dvd's de house y de dirt. no temas por mí aunque es cierto que la soledad y los tipos pidiendo alguna cosa, me copan y al escuchar a la lluvia que cae sobre la ventana, atisbo la niebla que afuera parece un remolino de algodones.

(todo se ha vuelto un campo minado y si no te mueves, te arrebatarían tu secreto).

si fuéramos eternos no estaría yo aquí manejando el toyota mientras la neblina nos cubre y le dices adiós al gato que corre por el tejado.

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Dedicatorias
27.4.08 @ 4:06 a. m.

Qué asqueroso ese personaje del episodio que hoy re-vi en inspector morse. Un rector, en realidad un canalla, con ese acento tan inglés, y esos gestos de vejete ruin.
El deseo de un animal en celo no es tan peligroso como el de un perverso.
Luego ver a la doctora, la que desentraña los cuerpos muertos, pidiéndole al IM que la acompañe, a caminar, a conversar, para disipar su horror por la muerte de la joven chantajeada.
Ahora no recuerdo el nombre de la forense en Expedientes X. Diferente, extraña, con la mirada fija en algún punto de la autopista en sus días oscuros. Recuerdo a Mulder (sí, era Mulder) el agente que cruzaba los linderos de las muertes, todo en un bagaje visceral con escenas limpiamente filmadas.
He recordado el tiempo de los signos volteados. Las dedicatorias en esos volantes y fanzines, caletas los manifiestos espontáneos, las calles de Lima en asonadas cotidianas y los días feriados conmemorando guerras perdidas, honor a los héroes de la historia oficial. Y la imagen de aquel psiquiatra, amigo de los actores, sonriendo con su copa de vino a una semana de su suicidio. Vidrioso amor de un hombre angustiado con cajetillas de cigarros en sus bolsillos y la foto de Romy Schneider en Lo importante es amar. El triángulo amoroso, la cafeína en el estómago, el insomnio y el asco.
Escribí un poema rojo para ese hombre. Ya sabes, eso no se va a morir, porque no vas dejar que maten el impulso de una tarde de agosto, su ecuanimidad rota.

Luego, las dedicatorias febriles. Como los cantos de las sopranos, como la voz de Meredith Monk: inmanentes.

Yo ya no le dedico a nadie nada. Solamente a los niños. Nadie y todos: va llegando la hora del amor under.

Te persiguen secretamente dulce peregrina, ¿te das cuenta?.
¿Acaso crees que me ufano ante ti en mi ácida canción?
Qué bah, si me quedo contemplando la caída de la noche, la desnudez del día.

¿Sabes? aparecen escritores que viven en la ciudad madre, esa que te vio nacer y que te arrojó su perfume en las nocturnas travesías. Escriben sobre series televisivas, sobre navíos nebulosos y de pronto te das cuenta que tu serie preferida merece un post que realmente sea tu mejor dedicatoria de admiración a John Thaw: inspector morse, un cioran redivivo, transformado. El héroe anónimo.

EQ decía no creer en los héroes. Hace tiempo no converso con EQ. Solamente tengo una idea de su cara porque veo sus dibujos, leo sus posts y estoy lejos de toda esa emoción de pasados días de blogueo. Además sé que en la blogósfera todo es muy frágil. La comunicación se altera o deforma. En otros casos, todo es tan amable, que parece un mundo ideal, una gran panacea.

Somos héroes desconocidos. Te escucho, aquí escindida a ratos, con la compu encendida: mundos y mundo en las bitácoras. Estamos lejos. Ja, todo se llena de silencio cuando es de noche. Jean Toots Thieleman y el saxo. Johnny Carter y Rocamadour. Los flamantes enamorados de las alamedas, los vestidos de las novias, catedral iluminada en un sábado de otoño. Todo lejano, a veces aterciopelado. La fagocitación y el renacimiento. Otra vez underwater, las dedicatorias al final del día, en el umbral del sueño. Me dejo caer. Me mato.

Mañana habrán diferentes choques. Mírame, el bólido tiempo se comió un poema bastante extraño.
Vi a Satie en una cárcel con su saxo en medio de los homicidas, y el polvo de los filmes posmodernos en la inquietud de los yuppies llorosos en una madrugada como la de hoy, mientras el presidente mira a Sharon Stone en Bajos instintos.

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Analogías musicales (¿alguien quiere seguir la lista?)
22.1.08 @ 4:34 p. m.

1.- L es como 77 de Cocteau Twins y Silverfuck de Smashings Pumpkins.

2.- A es como las canciones de moda y el espíritu de Arcade Fire.

3.- F tiene la ironía de Joaquín Sabina y la oscuridad de los Cantos gregorianos.

4.- J absorbe constantemente los soundtracks de los films europeos y de Quentin Tarantino.

5.- D, lo digo otra vez: es como Japan de CocoRosie y Goin against your mind de Built to spill.

6.- Yo soy una babelia musical con Bikini Kill, Los Belkings y John Cage en la punta.

7.- S era como las sonatas de Mozart y el zig zag de Keith Jarret.

8.-JE era como las canciones de Alfredo Zitarrosa, The Queen y Chabuca Granda.

9.-I era como las salsas de Rubén Blades y el espíritu de Néctar.

10.- P era como la ruta de Pink floyd y Las cuatro estaciones de Vivaldi.

11.- N es como Rammstein tocando en una calle de Lima.

12.- P, mi amiga de la secundaria, era como la música que Barrington Pheloung compuso para una de mis series emblemáticas: la pasión del Inspector Morse.

13.- Tú que estás lejos y a veces escribes sobre ciudades imposibles, eres como las sinfonías de Ludwing, las rotaciones musicales de Goethes Erben y Aviador Dro.


Le paso esta propuesta de listas sobre analogías musicales a
Puck, quien es musical hasta los tuétanos, (no me cabe la menor duda), a Hamletmaschine a quien imagino cuando lee libros con láminas antiguas y páginas que se remontan al tiempo de Guttenberg, a Juan, viajero de espíritu rocker, amador de los sonidos en cada lugar distinto y a Luc, la mujer de los espacios continuos, sorprendida.

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