Bosques y máquinas//

“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean"



Series televisivas y Cheap trick dándole brillo al cerebro, yeeahhh.
1.10.08 @ 9:49 p. m.

Anteayer pensé que después de una sesión blipera gore, escribiría algo sobre cercenamientos. Pero me deslizé por otras rutas, y acabé madrugando, reenamorándome de bandas con sonidos extrañamente sucios y psicodélicos.

Hoy vi, creo que por quinta vez, el último episodio de Inspector Morse y medité sobre lo que Linkillo dice sobre el envejecimiento de las imágenes refiriéndose a LOST, porque piensa que tal vez será anacrónica al pasar el tiempo. Así que Inspector Morse debe ser una serie algo anticuada para los fans de una serie por ejemplo, cuya protagonista principal es una bonita policía que en cada episodio de una hora, tiene mucha acción y que a veces llora, es sexy y sabe pelear cuerpo a cuerpo.
Recuerdo haber leído un gran post sobre esta serie de la que se me fue el nombre, que cuando vi no me produjo ninguna avalancha de sensaciones, pero es que el post era sencillamente un tributo más que todo a un personaje. Así debe ser, me digo, te enamoras de alguien que al otro no le va a cautivar. Yo me enamoré un tiempo del personaje Inspector Morse. Mi primera etapa, fue de proximidad afectiva a secas. Mi segunda etapa fue de enamoramiento intelectual. Sí, aunque suene nerd, fue así. Y sin cuestiones sexuales ni sublimadas siquiera. Y en la tercera etapa me encariñé con el personaje asimilando su integridad, es decir ese no sé qué de hombre con reticencias hacia las mujeres no precisamente delicadas. Porque el detective Morse, amante de la ópera, lector constante, jugador de ajedrez, a quien le gusta resolver crucigramas donde encuentra anagramas y pistas, es un nato enamorado que toda su vida se la ha pasado entre mujeres siendo una, especialmente una la que ha querido mucho. Son todas esas tramas acumuladas sin jueguito sexual posmoderno lo que hacen de Inspector Morse, sí, una serie donde encuentras un humor punzante, algo amargado con un seco y brillante estilo inglés. A algunos, entre los que me cuento, nos gusta que las series se extiendan en más de una hora, porque así hay más detalles, más dioramas. Más apetecible ver una serie que no corra en media hora o 45 minutos. Con todo lo que significa que en más de una hora, sea posible aplicar en un episodio.


En el último episodio, el Inspector Morse dice estas líneas de un poema* en medio de una hermosa campiña, cuando Lewis y él beben sentados en mesas campestres e IM ladea su canosa cabeza [una majestuosa cabeza realmente]:

Ensangrentando los cielos
Cuán pesadamente fallece
Hacia el lejano oeste
Más allá del tacto, de la vista y del sonido
Para no ser hallado
Cuán desesperanzado es estar bajo tierra
Cae el arrepentido día

Nudo en la garganta: lo ves diciendo el fragmento que a estas alturas, te lo sabes de memoria, y otra vez te conmueves como un niño frente a su héroe. Veo a IM emparentado con Cioran por la vía de los actos, alguien que se hace policía pero que no tiene nada que ver con las burocracias, ajeno a los desfases violentos. Su violencia es otra. Y la vas develando en la serie, pero no es vengativo, corrosivo sí, pero no ruin. Porque hace tiempo que las series televisivas se quitaron los estereotipos del bueno y el malo, las antípodas, los extremos en un mundo esquizo. Así encuentras tramas, entre los intersticios de la globalización y las guerras.

El contrapunto en la serie, lo da la relación entre IM y su acompañante el Sargento Lewis, con quien desarrolla desde una tortuosa relación hasta una amistad que hace que IM se cuestione su elitismo intelectual con radicalidad. Esa honestidad suya le da a la serie su sustancia, porque este hombre renegón tiene una prestancia indiscutible en medio de sus debilidades, lidiando con su jefe, un hombre institucional hasta el fundamentalismo. IM es honesto sin que eso le moleste en lo mínimo. porque vamos, hay una diferencia entre el que es honesto porque se ve acorralado y debe serlo, y el que lo es porque no le seduce el poder, lo que al fin te da el dinero, el dominio sobre otra gente, las ganas de pasar por encima de tu prójimo. Pienso que por eso la figura de Cioran no me resulta descabellada para tomarla como referente cuando escribo sobre IM. Esa despreocupación por tener poder me parece lo más atractivo que pueda existir y en el Inspector Morse es patente como la luz solar.


Con Prime Suspect, [ asimismo inglesa], también opera lo que se considera corresponde a una serie no precisamente juvenil. Lo que no sé si es tan definitivo, aunque mirando las modas, la implosión del reaggeton y la euforia por la eterna juventud a modo piel estirada, creo que sí, tomando en cuenta que rigen las categorizaciones por intereses generacionales. Eso está cagado, piensa el ecléctico. Bueno, estamos de acuerdo. Perfecta metáfora de lo escatológico: lo cagado en cultura se afianza y la contraparte llega con las buenas series que arrasan con esas categorizaciones.

En Prime Suspect, se toca el tema de la mujer que dirige un departamento de policía y no transa con los intereses, choca con secretos gubernamentales, con jefes, intrigas, vive un romance, lo termina, es firme, no es una superheroína, es una heroína en medio del colapso criminal. No es la joven que mantenga al televidente prendado de su atractiva belleza. Pero es que ella es mucho más que todo eso, porque ha roto con los esquemas, se inmola en cada caso sin estruendo, a través de sus actos. Es inmensa. Cuando la miraba llorando por el caso de la chica musulmana, me decía que eso era coherente: la gente fuerte llora.


Llega LOST y rompe con las categorizaciones. Un niño sigue con interés la serie, una adolescente, una chica, una mujer, un hombre. Todos sentados y silenciosos mirando LOST.
Por otra vía, eso también pasaba con The Wonder Years, en otra nota The Munsters a los chicos ya no les basta. ¿Muy naif?. Ha llegado la era gore no subterránea. Mutilaciones: caen chorros de sangre.

Pero LOST concentra todo y lo ofrece con un pertinaz trabajo, con irreprochables y creíbles actuaciones, escenografía diseñada en proyecciones interiorizadas especialmente para la atmósfera de la serie. Se torna intrincada desde la tercera temporada, pero no burda, más compleja, pero no absurda en el sentido peyorativo.

Los personajes de LOST se convierten en gente a la que te acercas vivencialmente, como si fueran tus amigos, tu familia, ¡tus alter-egos!. Con sus contradicciones y actos heroicos, porque están en esa isla, como redimiéndose no de pecados terribles, si no de la vida misma, de sus jodidos zig-zags. Ese repaso en flasbacks de cada personaje nos acerca más a la serie, porque aquí hay más de un protagonista evocando sus amores y conflictos, y que todo ello sea espectado con interés es plausible. El misterio y las redefiniciones a través de una serie, son bastante estimulantes, inevitablemente te llevan a un punto en el que te estás mirando a ti mismo de pronto cuando estás sentado en silencio o en medio del ruido de la ciudad mientras caminas. Por eso LOST ya es parte del imaginario colectivo. ¡Televidentes del mundo unidos vía LOST!.

Ciertamente escribir sobre series televisivas ha producido en esta flaca filmadora, una especie de euforia, a la que contribuye Cheap Trick con el tema del día y seguramente de los que vienen. Así que lo colocaré aquí, grax al maravilloso Blip.fm.

A veces escribir te pone lumínico, propenso a ser feliz. Si dura poco, no importa: sucede.




Nota:
* Si alguien sabe quién escribió el poema que el Inspector Morse, dice en el último episodio de la serie [probablemente un poeta inglés, aunque puede ser una poeta alemana, francesa, etc que hasta el momento no ubico] saltaré de alegría y se lo agradeceré enfáticamente. Splaaaash.

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