Bosques y máquinas//

“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean"



Mamita
8.5.11 @ 2:25 a. m.

Mi madre se llama Valerie Solanas. Así comenzaba el monólogo de mi novel actuación.

Temblé dos segundos y al final me sentí como alguien perdido entre las luces, el público, las palabras y un placebo imaginario en mi cara. Me paralizaron los aplausos, la vida ruidosa en el escenario, tu cara espectral en la lejanía.

Me rescató la voz de Nick Cave cerrando la ovación y el telón. Mi madre y sus botas rojas dominaban el flashback de mi memoria. Afuera, sonaron los primeros disparos. Comenzaba la guerra.

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valerie solanas en una tarde frente a una pintura de pollock
30.4.08 @ 8:46 p. m.

me duele el vientre, viejo pollock. si vinieras borracho a mirarme serías mi amigo. necesito hablar con alguien.
me tienen miedo, miran mis ojos y mi cara y voltean sus peinadas cabezas. yo hubiera querido ser una pantera negra para asesinarlos. un loco se enamoró de mí cuando le di una manzana cruzando las iluminadas calles de brooklyn. y le canté en voz baja algo de la negra billie.

hacia el este, los puentes de brooklyn arden, y puedo ser un animal sereno.
raspando la pasta de mi cuaderno, pensé en los escritores perfectos, en los que escriben discursos contra el poder. pensé en los maricones que se orinan cuando ven a un policía que saca su pistola y les manosean los huevos. la alta cultura, las bellas artes, los beats en trance y la luz zen.
vi furgonetas con adolescentes riendo. saqué mis papeles bombas, viejo pollock, para que los nenes románticos y sus historias salgan disparadas por las ventanas. escribí sobre la marca de la muerte, viejo pollock, porque a mí me violaron antes que nazca y a mi madre el olor a hombre se llevó su vida, su endiablada alma.

amo tus manchas bestiales. no sé por qué una mujer no te ha mirado como se mira a un conspirador al que se ama.
soy negra, viejo pollock. en verdad mi blanca piel es un engaño de la naturaleza.

no lo soporto. todos viven domesticados. todos con sus obras bajo el brazo, como si llevaran lo que salvará el mundo, buscan ser célebres, correctos al final de la rebeldía, impolutos y regios. yo huyo, atravieso la fría nueva york con mis papeles, sintiendo que el odio estalla en las calles mientras entro al metro y en mi cerebro nacen mil ideas, mil flores, y todo ese mar de palabras que nadie escucha.


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Film X (nunca filmes sin las escenas claves)
29.1.08 @ 4:42 p. m.

- M: ¿Pusiste en la lista a F?
- V: ¡Noooo!
- M: Eres muy mala.
- V: Se olvida lo más querido. Es muy extraño.
- M: Porque está dentro de uno.

Conversación en un café bar hace unos años.




Cyborgs y zines, la lluvia en verano, recuerdo de vinilos coleccionables, Juana en una ciudad lejana de USA, las chicas del quinto de secundaria comiendo un pastel como salvajes en la vieja aula, Barranco y las bicicletas, F en el Queirolo una noche con sus ojos niños, J en el Brillante Desquite conversando con Pablo Guevara, L la chica más hermosa de la Escuela de Teatro, corazón de platino, A riéndose a carcajadas frente a un pay de limón, Juan Ramírez Ruiz atronador en las noches de Killka, Julio y su pistola modelo western, lo bueno, lo malo y lo feo.
Cine lunar y atmosférico, futurista tu amor con hélices de avión y trenes supersónicos, William Gibson y el Conde de Lautréamont, Lukas en los claros del bosque, Domingo en su ciudad destruida con su botella de cerveza helada y su poema inacabable, una ciudad de África llena de música, Win Wenders y Natasha Kinski, las tardes de sol en febrero hasta que anochece en el muelle del Callao, A chiquito con sus jeans sonriendo mientras el cielo naranja se oscurecía. Dibujos de robots, Gokú en una esfera de cristal.


Papá y Pink Floyd en la casa de Pueblo Libre. Canonesas, el auto negro, el rey midas, la muñeca gorda más tierna del mundo, subir a los árboles del parque Bolívar, Museos y una canción de Jeanette, ¿Por qué te vas?.

S y su beso en el Campo de Marte. Kr con jeroglíficos y pesas amaneciendo en la habitación de estudiante mientras nevaba, Europa y Kr, Andrés parecía un santo de película, San Francisco con jeans y mochila, Rodia con su cabello corto como una exploradora del desierto de Sahara.

Las noches infinitas con Buñuel en la Filmoteca del Museo de Arte. Lima encapotada y las bombas. Boulevares y libros. Hospital Arzobispo Loayza y las estatuas de mármol, A lactando en las noches de estío en la habitación con piso de vieja madera, balcones coloniales, cenas de amigos y A en el medio pequeñito como un Jesús a fines del siglo XX.

Bikini Kill y Mozart, Built to spill y Regina Spektor. La bella Lydia Lunch y John Cage en el mp3. Las Torres Gemelas, Palestinos, calles ruidosas con tambores en Lima, Montesinos descubierto, el japonés prófugo, el suicidio de la chica x, muchachos abandonados en casas de huérfanos, el mar y nosotros los viajeros anarcas, el film de Villaronga con el chico asesino que una chica angélica ama, los topos y Rain, las naranjas y el recuerdo de Montserrat, Kuru y el cananita, el chico escatológico y las escaleras mecánicas, Patricia y las canciones francesas, ¿quién negaría la fineza de P?.

La musa bebé, noches desveladas, paseos de ultramar y helados, Huanchaco, casas blancas entre rocas, spirales. Torneos de Ajedrez, Brasil y la elegancia de los Grandes Maestros, reyes de granito, aeropuertos, perfumes, series televisivas, noches de seda y baterías, Miraflores nocturno y subterráneo, puentes, sábanas verdes, cactus regados con esmero, flores de azahar.

La niña musa corre hacia el gran tobogán rojo, vestido blanquiverde, el globo más grande de la ciudad, confites y la sinfonía de los juguetes. Festivo ecran.
Anaqueles en gris y púrpura, rostros desconocidos, la máquina de Hamlet, cometas, palincestos, clon del mago de oz, moléculas multiplicadas, jaque mate, Bobby Fischer, Garry Kasparov, Mijail Tal, música industrial, Edith Piaf.
Postnuclear, banda amorfa, destrucción. Escape, ascenso, bunker de las palabras.

Recuerdo cada vez menos aquellos días de insolación y felicidad.
No tengo pájaros, solamente un tigre y un topo para la canción. Pajarita se fue. Tra la lá. Rack. Tampoco tengo cuchillos ni hiel.


Eyeyeyey
Las escritoras ocultas, los bosques, Ernest Jünger, Rober Walser, Valerie Solanas, Simone de Beauvoir, David Cronerberg y Susan Sontag en el cielo conversan, los arcángeles disparan desde un palacio, los reyes mueren, bazuka antigua, misil y nave espacial. Tú un astronauta, yo alguien perdiéndose en los reductos de una calle roja. Y llueve, ¿ves cómo el Film X sigue? No te vayas, siempre hay música aquí.

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Valerie o el miedo a las feministas
5.1.08 @ 6:59 p. m.

Algunas feministas radicales en los 80's arremetieron en el escenario político con todo y escandalizaron al mundo. Las nenas dulces divinizadas pasaron al terreno de la afrenta. La que escribe en este film no sabía de qué se trataba la barahúnda. El buen humor siempre cundió en casa mientras papá existía. Luego la casa se quedó solitaria y los libros fueron el hogar. Desconociendo quien era Valerie Solanas, una sabía que había que ser encantadora sí o sí. Te pasaba algo, nada, no te pasaba nada, porque esta palabreja era el motor de la existencia. Que Leonard Cohen cantara tan dulcemente y Tom Waits se desgarrara por el amor a una mujer, era parte de la escenografía existencial. Uno escribe ahora sobre su vida para coincidir con otros y aprender, excavar entre los conocimientos que pensadores te han dejado en el camino. Pensadores hombres y mujeres. Escuchas al ronco Tom y ves pasar chicos andróginos. De pronto las fronteras sexuales como en la literatura, el cine y el arte en general, se diluyen. Lo que sí es verdad, es que si hablas de pensadores, piensas sobretodo en hombres, si piensas en premios nóbeles, ocurre lo mismo. Se percibe que los espacios domésticos perviven en el imaginario masivo, destinados muy en el fondo para la mujer, o como si la subjetividad en su nota más recurrente fuera el signo femenino por excelencia. Y luego la paradoja porque se admira a la mujer intelectual mas subrepticiamente se le teme. También sucede algo pintoresco, lo kitsch de las pasiones: lo he escuchado en el bus en un exabrupto de ebrios que te miran y quieren estirar sus manazas para tocarte muy cortésmente la punta de los cabellos.
"Quiero domar a esa hembra que se la pasa estudiando a no sé qué filósofo". Hablan de una mujer cual caballo salvaje para propósitos afines.
Así que una se aparta de los machos, y raudamente se va al extremo del bus porque no vale la pena erguirse dignamente y quedarse oyendo cómo conversan los muchachos llevando sus libros de Ciencias. Es una anécdota más y el blog personal la registra: ¿no sientes que escribiendo lo que te sucede te alzas sobre el tiempo?
Valerie Solanas era una muchacha violenta porque fue la violencia la que la marcó. Abusaron sexualmente y físicamente de ella. O sea que saquearon su cuerpo. Hechos como ese son comunes y corrientes: un honorable ciudadano o un delincuente se parecen cuando día a día violan a sus hijas o a sus sobrinas, a sus vecinas, o a chicas extrañas. Así que hoy las muchachas no solamente salen a las calles a exigir por el cumplimiento de las 8 horas de trabajo si no porque no las maltraten, así también se convierten muchas veces en las réplicas de sus congéneres machos cuando se llenan de veneno y les hacen las vidas a cuadritos a los padres de sus hijos.
Cuando pienso en las que engañan a sus maridos y veo cómo las celebran otras mujeres, creo que todo ha devenido en un pandemonium, dónde se compite por ser el más canalla, la más guapa, etc. O que la complejidad de las relaciones humanas se va por el desague y se torna algo simplista cuando se extrapolan los sentimientos y la venganza para que sean motivos de viñetas de vida caótica. Y no sé cómo el desprecio pasa matizado por registros disímiles que coinciden en ver a la mujer como un ser al fin y al cabo misterioso, mítico, inexpugnable.
Sin embargo se debilita tal imaginario con la aparición de las movidas queer y el influjo de los cyberpunks. Nada es ya como antes que las computadoras tomaran el espacio expansivo.

Ayer leía un mail en el que me decían que soy mágica, excepto cuando escribo sobre blogs, y otras cosas que no sean poesía. La mujer mariposa, la mujer niña y todo ese tinglado enorme que te convierte en musa o en diosa, en amante o en reina. Si no estás incluída en esas denominaciones, existes pálidamente entre tacones de punta y jeans ceñidos al máximo.
O sino los esteorotipos exigidos en el mundo intelectual: sí o sí debes hablar del mundo, de la revolución molecular y de las alternativas de rupturas existenciales. Intuyo sobre un conglomerado de demostraciones que las poetas de estos días han de pasar algún tiempo para moverse sin que el piso sea gelatinoso en un mundo en el que todavía se entiende a la poesía como una expresión espiritual, algo etérea e inútil. La absolutización de lo inútil que los dadaístas derribaron con el lenguaje molotov y desordenado, aún cunde por los más recónditos lares del planeta.

Valerie Solanas, la chica que le disparó a Andy Warhol se vengó antes de herir al célebre albino. Ya había escrito sus Manifiestos y el dinamitero contenido de éstos cayó sobre los cerebros y los huevos de los machos sacudiéndolos hasta causarles iras que se expresaron en un total desprecio a la antítesis de la mujer ideal, Valerie Solanas.
Me gustaría pensar en una Valerie que no fue al final una interna de centro psiquiátrico, muerta en total soledad. Aún bosquejando su SCUM, con esa fuerza de muchacha prodigiosa que el horror no pudo aniquilar. Los héroes no sobreviven mucho tiempo, solos. Los héroes no pensaron en ser salvadores de nadie. Valerie sólo gritó, escribió y disparó a Warhol, el gurú pop. Aún en su caos, la imagino sonriendo al ver en su mente las caras de los hombres leyendo su SCUM.

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