Bosques y máquinas//

“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean"



14 pequeñas cosas: el me-me [ saltándome sus reglas ]
23.7.08 @ 12:42 p. m.

Gabo y el meme. El meme en proceso. Aquí las reglas [algunas no cumpliré, se comprende que eso es libertad] :

1. Escribir 14 “pequeñas cosas” que te hagan feliz
2. Copiar primero las reglas
3. Seleccionar 6 bloggers para que sigan con el meme
4. Avisarles a los bloggers seleccionados (y aguantarse después las puteadas).

14 cosas que me hacen feliz (variables, eclécticas, algunas pueden dejar de ser...)

1.- La risa y las conversas de D que a sus 2 años y medio tiene un vocabulario sorprendente.

2.- Hay una cosa x que ya no está. Se ha transformado. Pero es inevitable recordarla como algo que me hacía muy feliz.

3.- Tuitear.

4.- Leer twits asombrosos, meditabundos, extraños.

5.- Bailar.

6.- Ver a A haciendo cosas interesantes.

7.- Algún gesto hermoso de A.

8.- Comer helados.

9.- Escuchar a The Chemical Brothers.

10.- Seleccionar mp3s y grabarlos.

11.- Elaborar alguna idea sobre la que giro y a la vez percibo que la idea da vueltas en mí.

12.- Descubrir libros por azar.

13.- Adquirir un libro que buscaba hace tiempo.

14.- Mutar los diseños de mi blog.


Si alguien desea seguir este me-me, porque lo va a disfrutar, adelante.
Estoy pensando en una variante [como si se desarrollara en un tablero de ajedrez musical] de esta cadena y la acometeré luego.

Este me-me se puede escribir fast. No tienes qué pensar demasiado. Apenas si compilar y escribir placenteramente. Algo ludens.

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rosebud
24.6.08 @ 4:29 a. m.


entre otras cosas en estos días sigo con una sensación de estar en un profundo agujero negro y por ratos me sobrepongo. es como les ha pasado a ustedes, de diferente manera, supongo y escribirlo me desencanta respecto a lo que quería decir, sobre impresiones, destellazos perdidos, acerca de algún libro y no estos apuntes sobre mi vida, que para una interpretación fácil sería tipificada como aburrida. tal vez debería guardar silencio y no escribir: y por otra parte es escandaloso que los voyeurs estén a la orden del día aquí, ya que no les diré lectores míos, porque si fuera así habría cierto acercamiento, aunque otra vez voy a contradecirme, porque como tuiteé, mis blogs predilectos tienen escasos comments o ni los tienen. me refiero a que como no escribo un blog temático, sino que desato el intro molecular, la conexión, supongo que sería de amicalidad. una praxis desequilibrada -qué viva la hipervoladura del cerebro- , cierta felicidad, o lo que viene a ser lo rosebud.

veamos, mi rosebud es la risa de d y sus abraxos. a me tiene fatal en un período en el que necesito ahondar en deleuze, sucediendo que este pensador me deja en trance, ciertas veces cuando leo cómo dilucida ante un auditorio sus expansiones sobre los puntos de fuga. yo esperaría si estuviera preparada para esperar, que venga alguien y deje un comment sobre deleuze como algo hermosamente tangencial. pero no quiero denostar de quienes leen lo que dejo en film x. basta ya de focalizarme en los voyeurs y en la tentación de tornarme una underbloguista, porque sé que extrañaría percibir que siempre hay alguien al otro lado y que entre los que se sumergen en este film, hay gente con una fuerza para la comunión. lo que me hace tocar en el aire poco a poco lo rosebud. y lo físico, algo que no es amor ni sexo puro impuro. sé que lo confuso se desliza entre la imagen y la sensación ahora que como ustedes quisiera alcanzar algo fresco en medio de lo pútrido y continuar explorando la idea de la que me enamoré, en medio del tráfago mental. stop. momentos de paz llegarán cuando entre al sueño y me aleje de ese frenético movimiento interior. llegará la mañana, la ciudad otoñal, los surtidores, los solares en el centro, los gatos callejeros que suelo ver en algún inesperado lugar. y los claxons al cruzar la pista, los ojos esquivos de las mujeres tristes que a veces veo en los parques. no me desespero por lo rosebud, porque de pronto llega y es volátil. sí, a cada rato se oculta y en pleno giro se le toca, ya lo dije, en el aire. monstruo rosebud. monstruo monstruo. rosebud de madrugada, partido como si fuera un montón de cuarzos haciendo el noise de las noches. rosebud.

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Post puente
4.6.08 @ 1:50 p. m.

Fue una marathónica sesión con el blog. Me atacó el insomnio. Tengo que salir por unas de esas movidas impostergables y creo que me dormiré en el momento menos pensado cuando sienta las pestañas pesadas. Todo parece un carrousel de otra dimensión y es gracioso. Gira el carrousel y caen los pensamientos.

Voy a leer los periódicos, a tomar café intentando protegerme. Salgo...
Les dejo un buzón en el blog. Cuando alguien se anime a decir algo, deja su mensaje y será como si nos carteáramos. Epistolar la señal. Un hola, un chao.

Me dio apetito. Lo más rico será comer algo silvestre y ver a D y a A.
Hasta la vista, muchachos y muchachas. (¿Bailamos The Trickster?).




Nota: A mí me gusta entrar a lugares con un click, como si abriera una puerta. Me parece algo análogo a las muñecas rusas, esas matriuskas que se guardan entre sí, o lo más cercano a un despliegue cibernético,en una de esas conjunciones en las que como en el País de la maravillas, emulamos a Alicia, entre conejos, máquinas y música. Bienvenidos a estas incursiones en F X. Salutes y salutes.

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Dedicatorias (II): Los nenes saltando sobre el tiempo...
27.4.08 @ 2:43 p. m.

Para D, mi pequeña musa y para Hamletmaschine, desde el film x.



¡Niña musa, cómo saltamos!. Contigo salto aún en el sueño, cuando duermes y yo atravieso los bosques, las ciudades, el espacio sideral, los túneles, el bólido tiempo.
Tus ágiles piernas hacen un run-ruuuuum en la cama y te miras en el espejo sin saber que un día lo vas a atravesar para volver a jugar con tu oso y tus juguetes de cuerda, tus legos, tu pelota y tu bucle de imágenes superpuestas como en una pintura naif.

Cuando tú duermes, yo escribo y me encuentro con mi amigo Hamletmaschine en el Film X. Él ha recorrido lugares agrestes y bibliotecas inmensas. Mi amigo es un mago, una alquimista, un viajero. Atisba y se deja atisbar.
Cuando la ciudad se dobla día tras día, noche tras noche entre monstruos y ordenadores, messengers y reuniones gubernamentales, asedios y crímenes, tú mi pequeña musa estás agitando tus globos y tomando tu leche y tus pepinillos con limón. Tienes alas de verdad y yo las miro cuando vuelas en las noches. Cuando duermes y tu corazón late como un astro que vive en un cuerpo niño. Mi nena, cuando saltas, yo salto y después comemos mandarinas y le damos cuerda al mono que se da volantines en busca de su rica banana. Aparece el bosque encantado y llega la nave espacial. En esta base f x, la nave intergaláctica nos lleva a un planeta desconocido donde los océanos son cristalinos y los monstruos son amables; en realidad no son monstruos, son cyborgs de otro mundo. Y tú eres la madrina de un velero rojo, la belleza de una movie suspendida en el tiempo.

He saltado hoy a solas y me faltabas tú. Ja, mi delgadez saltando mientras Antsy Pants deslizaba música para ti y para todos los nenes que contraen las horas como si filmaran una película mágica. Extrañé tu risa y me extrañé saltando a mis cinco años cuando el mundo era un lugar donde el paraíso estaba en una canción infantil, asomando desde mi ventana a los días con helados y cuentos de hadas. Run, ruuuum.

Alguna vez me asusté en una pesadilla sobre hoyos infinitos y me levanté a ver a papá cuando dormía, y así todo tenía un sentido y otros más, donde no había abismos ni ogros. Hasta que crecí y ellos salieron por todas partes.
Así que cuando salto contigo, mientras Hamletmaschine está en otra ciudad, tal vez atisbando alguna canción para su cuerpo emocionado, soy feliz.

Y sueño despierta mirando nenes saltando, con sus robóticos y otros juguetes futuristas, en nuestra nave espacial, lejos de toda maldad. No hay final, pasa el bólido tiempo, se desvanece la alegría, pero yo sigo cantando como si no hubiera desaparecido. Aún.




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Romanticus nocturno
15.2.08 @ 4:12 p. m.

Te vi degenerado petiso, con tu maleta rota y tus ojazos lujuriosos. Salía de casa y te paraste frente a mí: yo hubiera querido que me mire así el que me llama a veces con su voz ronca desde los Aeropuertos.
Los enanos mentales abundan y ver un enano enano se asume como una señal de buena suerte. Pura tontería, ya lo sé.

Mi soundtrack es una amalgama del segundo episodio de inspector morse y música que emite UnaRadio. The Basefall furies y el recuerdo de los chicos de La haine. Un hombre saltando sobre el capote del auto policial para que tres chicos huyan por las calles de París. Chicos de los suburbios, un judío, un moro y un negro.
Así que luego del film pensé en cómo después de que papá murió, mi vida fue distinta, demasiado diferente. Cómo conocería los suburbios y me alejaría del entorno bunker de mis amigas del cole. Si mi padre hubiera vivido muchos años más, tal vez yo no hubiera estado en los comedores populares ni habría pasado un año en un departamento oscuro y pequeño en un barrio con casas de paredes cuarteadas, paraderos llenos de gente peleándose por subir a los buses. E hice lo que mi padre no soñaba para mí. Me convertí en una flaneur que adelgazaba en sus aventuras urbanas y al fin me convertí en una caminante boderline.

Abdel Uchana, Willem Defoe, Junebug, La haine.
Otro film fetiche: La haine. Y después W D en la televisión con su gestualidad y su cara que no es bonita. Es bella. Todo él es bello, flaco, sin facciones armoniosas, con sonrisa iluminista. Un demonio, un ángel.

Los hombres se la pasan hablando de mujeres hermosas. Si yo fuera hombre me enamoraría de chicas extrañas, de aquellas que tal vez nadie mire cuando cruza la calle si no cuando habla. Si yo fuera hombre, sería como soy ahora, si fuera posible decidir mi identidad, mas no porque me crea sensacional, si no precisamente por lo contrario, y porque conozco las horas muertas y las caminatas por subtes a toda hora del día. Y por un montón de cosas que no contaría ahora.

Soñando le decía al doble del anciano que les cuenta una historia a los chicos de La haine, que soy una viajera, una cyborg, una maldita, alguien que sale por las noches volando como un personaje chagalliano por la ciudad. El tipo me quería contar una historia y no le dejé. Me debía ir a examinar mariposas y a escribir cartas cuando derrepente el anciano volvía y me daba estrellas de mar. Para que me recuerdes, dijo y plum, el sueño se convirtió en agujeros negros. Y me dije que mi alma iba a vagar al final de los finales, entre esos agujeros y las galaxias del universo.

Las madres del mundo deberían tener una Convención internacional para contarse sus vidas y defenestrar los mitos que las han convertido en seres irreales, pensé mientras raspaba una punta del escritorio. De madrazas te voy a llenar carajines, dije y recordé las proposiciones de T. Qué apasionante debe ser el cibersexo oculto en habitaciones cerradas. T colecciona films pornográficos. Si le das un libro de Borges se cansa. Si le das uno de Bucowski, sonríe. T podría ser un Bush adolescente con su hamburguesa y sus chicles en el bolsillo. Y es lo que llaman, un tipo guapo. Horrorosamente guapo.
Sí, lo de siempre, la estética unidireccional.



S anda por las calles de una ciudad sudafricana y puedo imaginar cómo le miran. Qué lejos te has ido eh. Un día de éstos te van a raptar. Ojalá sigas tan ágil en el kung fu.

Cuando pienso en la gente, me digo que hay quienes no le hacen daño a nadie, se cuidan tanto para no hacerle mal a alguien que es como si se dijeran que no tocarán ni con el pétalo de una rosa a una delicada persona o que no maltratarán a los errantes magos, las prostitutas, los payasos, y sí a los malvados de las esquinas subterráneas de la ciudad. Como en Junebug, película de Phil Morrison, donde el esposo de la bella marchant es un tipo simpático y no tiene ese lado mezquino que tiene el hermano bueno en Al este del paraíso, donde James Dean es un personaje bendito en su torva angustia. Junebug, la chica embarazada, el hermano resentido, el artista desinteresado en el marketing. Y el bebé. Junebug.

Bajo el volúmen de la radio para escuchar la banda sonora del inspector morse, que entra a un bar, vestido con terno y sin corbata. Pienso en Stephan Dedalus

(vuelve el síndrome collage permanente),
en la máquina del tiempo que ajusto para el viaje cuando escribo el guión del Film X. Exactamente no es un guión, claro. La inexactitud es una característica que encuentro irresistible si se trata de escribir o leer algo. Muchas veces, sí. Arrasamiento de las explicaciones o descripciones de una situación. Los cabellos de T, por ejemplo, mencionados en un relato. Me importaría saber cómo los lleva, no de qué color son.

Si tienes que hablar de personajes de carne y hueso que pueden golpearte o amarte en una historia, sé cruel y sublime. Por eso nunca olvidarán a Lautreámont, por los siglos de los siglos.
Cuando pienso en los amores, pienso en él, el joven Conde Isadore y en mi padre, en las tardes de verano con A y la niña musa, y en los días y noches de cuerpos húmedos que asaltan el tiempo.

Cidade Baixa muestra a esos cuerpos.
En el film ves a una prostituta tierna, no una Sonia rediviva, sino una chica de veinte años en una ciudad de Brasil, amada por dos muchachos marginales que darían la vida por ella. Difícilmente hoy alguien da la vida por otro. ¿Tú la darías?

Los cuerpos anónimos pueden ser fascinantes o espantosos. Mi cuerpo vestido se mueve a veces lentamente. Se cansa de su lentitud y sale a una reunión social. Me miran o es la paranoia con efectos festivos. Estoy en una sala donde el rojo brilla en el cuero de los sillones. Es una idiotez, estoy aquí y ya me quiero ir. Se dan cuenta, demonios, la gente se da cuenta cuando alguien no goza sus tragos y su espectáculo.
Soy la candidata a ser nominada como la desertora, la que escapa de las fiestas para tener un romance con su ordenador. Desconocen que como yo, muchos escapan de la soledad que grita en los eventos sociales. El clamor de las noches de clímax sexual en medio de los brindis y pasa un tipo rozándote una pierna y es risible, porque no estás en una autobús sino en una fiesta de gente que se llama a sí misma artista.

Pocos entienden cómo se mata a la soledad escribiendo mientras el bólido tiempo pasa. No te dicen vicioso, lo piensan.

Es una idiotez, lo digo otra vez. No me fascinan las fiestas después de la inauguración de una exposición de arte. Tienes que conocer a quien ha creado esas pinturas, acercarte a su vida para gozar su algarabía. No basta que comprendas lo que hizo, aunque quizás en última instancia eso sea lo más importante para él. Sólo que no hay que ir a esas fiestas. No vayas Rain, quédate escuchando Riverman. Nick Drake era tan suave como un niño de fantasía.

Yo me enamoraría de ese personaje que en La Haine, bailaba sobre el capote del patrullero. Si me dices que estoy un poco loca, no me resentiré. Es verdad.

Los perdedores somos nosotros, nos dicen y antes de que nos den recetas de éxito, caigo sobre ellos como buen monstruo. Tendré que comérmelos. ¡No protesten!.
Nunca entienden a los monstruos, allá voy.


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De certezas que no son absolutas...
1.2.08 @ 7:51 p. m.

De pronto lees acerca de los solipsismos, el desdén a las confidencias, la rebelión mental y piensas en revoluciones moleculares y en soledades compartidas a gran escala.
Cuando has dudado de la legitimidad del blog personal ha sido por ejemplo ante la pregunta: ¿te parece que deban comentar en un post en el que hablas del cumpleaños de la niña musa? ¿a quién diantres le importa quién es la niña musa si no la han visto nunca? y ¿a quién puede importarle de verdad si escribes sobre cómo se retorna a la radio o sobre cómo cruzaste esa calle? ¿qué pasó cuando cruzabas esa calle? ¿pasó un aerolito? ¿hubo algún choque de galaxias?

Asemejarse en el tiempo virtual a buscadores de la Biblioteca de Alejandría, a francotiradores que eclosionan desde sus rabias, ser aventureros musicales, irredentos excavadores de posts que se autodestruyen y renacen en un nuevo post, como neoversiones de los exploradores de tierras desconocidas. Puedes escribir sobre el paso de una libélula
sí, aquella que se agiganta sobre la compu y el vuelo de un elefante enano sobre tu cabeza
o sobre los libros que has leído en tus rituales nocturnos, acerca de aquella conferencia que esparabas hace tiempo, o de las noticias terribles que han pasado y que pasan. Cuando mataron a una política pakistaní y estabas en el supermercado comprando mermelada de durazno. Era un día como cualquiera o quizá fue mejor que otros, mas en verdad no fue un día cualquiera. No existen los días cualesquieras. El misterio está donde menos lo piensas y la felicidad puede ser el eco de unas carcajadas con los amigos como si estuvieras saltando en el tiempo. Registros de encuentros que a ti te importan y que alguien escucha en el universo, uno, dos, tres, cuatro ...y el boomerang desborda la anécdota plana. Es como cuando gritas un SOS sin lastimarte por la intención aguzada.

Lo interesante es esa capacidad diversificadora para abordar el mundo de los blogs. Lo inquietante es encontrar gente conservadora en lo más íntimo de su postura, que se sostiene en considerar la cotidianidad como algo que para contarse es de segundo orden, una recurrencia inútil. Si escribes sobre tu dolor, no es importante como sí lo es si escribes sobre un asesinato a un líder político o a un ciento de personas en el mundo. Con este razonamiento, siempre será apreciable que escribas sobre pensadores, seminarios, libros...., y lo que cuentes sobre tu vida será el detestable solipsismo. El yo , leído una y otra vez, suscita fastidio. En una época en que los sujetos históricos han sufrido virajes y aniquilamiento, el yo aburre al bienpensante. Hablemos de planes colectivos, ¿para qué del yo?

Hay conservadurismos revestidos increíblemente. Armatostes de un elitismo que no admite serlo.

Por ejemplo quien escribe aquí: lectora de Deleuze. Lectora en intervalos, no soy estudiante a tiempo completo, soy boderline porque eso es lo natural si vives con pocos recursos en todos los sentidos, exceptuando las madrugadas donde una se desvela para remover las líneas imaginarias de un mundo agresivo. Es decir, que leyendo y escribiendo, de alguna manera subviertes tu propias limitaciones. Permanente despelote que va de la urbe al quid de la vida. Si no te mueres, porque la muerte es inmovilidad.

Hay poca gente generosa. Yo misma me he cubierto de mezquindad y reconocerlo me averguenza. Que sea el blog un medio para declararlo a manera de confidencia pública viene a ser un reducto escogido. No acometo ningún acto especial por ser testigo de nuestro tiempo, aunque el que maneja cada uno es diferente en la percepción existencial. El mismo Einstein respaldaba eso: el diferente manejo que es posible desplegar desde cada individualidad.

Los relojes de arena persisten en medio de los desiertos.

Desenrollando papeles guardados y encontrando fichas que guardaba a los 17, encuentro señales de una espacio privado que ahora está aquí. Cuántas veces he leído posts plenos de palabras alquímicas. Ha sido como estar en un taller donde el mago transforma el cobre en oro. Sólo que yo siempre quisiera que el fierro forjado aparezca como una pagoda indestructible. Así tus palabras son como pagodas y eso es lo que importa. Verás y tocarás siempre la pagoda, hasta que estés aquí y es posible que la dejes para otros o no.

En esa misma tónica de la fugacidad y las cosas eternas, pensaba cuando la escena de Uma Thurman en Kill Bill se instalaba como flashback en mi mente: La novia Kiddo golpeando con los nudillos el rústico ataud, para resucitar después de la muerte simbólica. Te encierran para que te agusanes pronto y se la creen. Beatrix Kiddo no le dio el gusto al mercenario, al resentido que se sentía fuerte con un arma en la mano. Así que la novia era más fuerte que cualquiera de esos peleles robustos que no habrían soportado el entrenamiento de su maestro.

Después ya no hay maestros, se sabe. Todo te educa, te envenena o te engaña. Lees y relees. Y todas las disciplinas estéticas se van a la mierda en un instante si se trata de algo distinto donde estás a prueba porque así es la vida. Tan fugaz y no te dabas cuenta.

Por eso a mí me producía una desazón que ahora se ha convertido en una constatación: las ortodoxias están en todas partes e incluso en quienes menos te las imaginabas estuvieran, con muy buena salud, bastante esperpénticas, eso sí.
Despreciar por ejemplo el cine de Godard. Si eres adicto al cine gore, porno, de terror y fantástico, sobre qué bases te formaste, no sé, ni despotricaré sobre el cine gore que tiene sus gemas ni mucho menos sobre el fantástico. Sólo que no desprecio el cine de Godard, tampoco me interesa alcanzar un texto que se sostenga por sí mismo, privándome de referirme a Sloterdijk, Svanjmaker, el viejo Emile, para no parecer una tipa culturosa que escribe un blog. Mi vida se asienta en estos individuos, y en muchos más, no sólo en ellos, por cierto. Si escribes sobre tu vida no vas a quitarle lo que la forma, como no se puede pintar sin lo que tienes en el cerebro como acicates, disparadores, tu propia constelación imaginaria. Mencionas, no saturas. Aludes, homenajeas, fluyes.

Cuando pienso en cuál es la manera de educarse pienso en todo, en la calle, en los libros, en los amigos, en la miseria, en la gran puteada que te motiva ver todos los días en el bus, más y más niños trabajando como vendedores de caramelos. Pero ¿qué pasaría si ya no puteo porque me hace miserable ver a estos chicos cansados vendiendo galletas o cantando cumbias y reaggeton?
Sería otra, otra muy distinta. Ni siquiera un alter ego de mí, ni una sombra.
No soy culpable de lo que le pasa a la chiquilla que habló de Sarita Colonia y Santa Rosita, pero es que por allí va el meollo. La clave es otra, piénsalo.

Lo importante es que la condición de solitarios, no se aparte de proyectos interesantes, así que bramar por bramar sería lo realmente estéril. Cada uno busca su camino.
Quizás yo no debiera estar aquí, porque hasta cierto punto mi vida no es interesante para otros, no he logrado que así lo sea, porque en realidad no quise lograr nada que no fuera armar escenas híbridas de recuerdos, presente y suprarealidad en fogonazos, apuntes que son leídos y a veces registrados. Pero es que hace tiempo debí saberlo: el fracaso no debiera espantar a nadie, sino que su resignificación dota de un sentido a la vida que nada te puede quitar. Solamente por eso no importa ya que lo que imaginaste para ti sea parte de la ficción.

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Film X (nunca filmes sin las escenas claves)
29.1.08 @ 4:42 p. m.

- M: ¿Pusiste en la lista a F?
- V: ¡Noooo!
- M: Eres muy mala.
- V: Se olvida lo más querido. Es muy extraño.
- M: Porque está dentro de uno.

Conversación en un café bar hace unos años.




Cyborgs y zines, la lluvia en verano, recuerdo de vinilos coleccionables, Juana en una ciudad lejana de USA, las chicas del quinto de secundaria comiendo un pastel como salvajes en la vieja aula, Barranco y las bicicletas, F en el Queirolo una noche con sus ojos niños, J en el Brillante Desquite conversando con Pablo Guevara, L la chica más hermosa de la Escuela de Teatro, corazón de platino, A riéndose a carcajadas frente a un pay de limón, Juan Ramírez Ruiz atronador en las noches de Killka, Julio y su pistola modelo western, lo bueno, lo malo y lo feo.
Cine lunar y atmosférico, futurista tu amor con hélices de avión y trenes supersónicos, William Gibson y el Conde de Lautréamont, Lukas en los claros del bosque, Domingo en su ciudad destruida con su botella de cerveza helada y su poema inacabable, una ciudad de África llena de música, Win Wenders y Natasha Kinski, las tardes de sol en febrero hasta que anochece en el muelle del Callao, A chiquito con sus jeans sonriendo mientras el cielo naranja se oscurecía. Dibujos de robots, Gokú en una esfera de cristal.


Papá y Pink Floyd en la casa de Pueblo Libre. Canonesas, el auto negro, el rey midas, la muñeca gorda más tierna del mundo, subir a los árboles del parque Bolívar, Museos y una canción de Jeanette, ¿Por qué te vas?.

S y su beso en el Campo de Marte. Kr con jeroglíficos y pesas amaneciendo en la habitación de estudiante mientras nevaba, Europa y Kr, Andrés parecía un santo de película, San Francisco con jeans y mochila, Rodia con su cabello corto como una exploradora del desierto de Sahara.

Las noches infinitas con Buñuel en la Filmoteca del Museo de Arte. Lima encapotada y las bombas. Boulevares y libros. Hospital Arzobispo Loayza y las estatuas de mármol, A lactando en las noches de estío en la habitación con piso de vieja madera, balcones coloniales, cenas de amigos y A en el medio pequeñito como un Jesús a fines del siglo XX.

Bikini Kill y Mozart, Built to spill y Regina Spektor. La bella Lydia Lunch y John Cage en el mp3. Las Torres Gemelas, Palestinos, calles ruidosas con tambores en Lima, Montesinos descubierto, el japonés prófugo, el suicidio de la chica x, muchachos abandonados en casas de huérfanos, el mar y nosotros los viajeros anarcas, el film de Villaronga con el chico asesino que una chica angélica ama, los topos y Rain, las naranjas y el recuerdo de Montserrat, Kuru y el cananita, el chico escatológico y las escaleras mecánicas, Patricia y las canciones francesas, ¿quién negaría la fineza de P?.

La musa bebé, noches desveladas, paseos de ultramar y helados, Huanchaco, casas blancas entre rocas, spirales. Torneos de Ajedrez, Brasil y la elegancia de los Grandes Maestros, reyes de granito, aeropuertos, perfumes, series televisivas, noches de seda y baterías, Miraflores nocturno y subterráneo, puentes, sábanas verdes, cactus regados con esmero, flores de azahar.

La niña musa corre hacia el gran tobogán rojo, vestido blanquiverde, el globo más grande de la ciudad, confites y la sinfonía de los juguetes. Festivo ecran.
Anaqueles en gris y púrpura, rostros desconocidos, la máquina de Hamlet, cometas, palincestos, clon del mago de oz, moléculas multiplicadas, jaque mate, Bobby Fischer, Garry Kasparov, Mijail Tal, música industrial, Edith Piaf.
Postnuclear, banda amorfa, destrucción. Escape, ascenso, bunker de las palabras.

Recuerdo cada vez menos aquellos días de insolación y felicidad.
No tengo pájaros, solamente un tigre y un topo para la canción. Pajarita se fue. Tra la lá. Rack. Tampoco tengo cuchillos ni hiel.


Eyeyeyey
Las escritoras ocultas, los bosques, Ernest Jünger, Rober Walser, Valerie Solanas, Simone de Beauvoir, David Cronerberg y Susan Sontag en el cielo conversan, los arcángeles disparan desde un palacio, los reyes mueren, bazuka antigua, misil y nave espacial. Tú un astronauta, yo alguien perdiéndose en los reductos de una calle roja. Y llueve, ¿ves cómo el Film X sigue? No te vayas, siempre hay música aquí.

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Acciones
19.1.08 @ 12:31 p. m.

Llevaré un globo enorme para la niña musa. Llevaré otros globos más. Y un vestido blanquiverde con rosita discreta. Después me iré al muelle, con calma me sacaré los escorpiones uno a uno y así mi mente se quedará con un leopardo. Uno solo bastará.

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Parques
15.1.08 @ 10:18 p. m.

Escribí un post en el que los parques están escondidos. Efecto de elipsis: A, J y yo vimos el ocaso en el mirador de un Parque. Yo escribí sintiéndome en uno, entre plantas olorosas y esas flores que se abren de noche y perfuman el aire. Recordé que a papá le gustaba que yo juegue en un parque con la pelota de goma y las pompas de jabón, como ahora a mí me gusta que la niña musa y yo recorramos parques cuidados, donde hay calma en medio del bullicio de los niños.

En un parque de una ciudad lejana, recibí un beso juguetón. Los días de las rabietas existenciales, la hiperciudad de los ritmos cotidianos y la soledad en otro país desaparecían en un parque. Salías del subte con las manos heladas y buscabas un parque, sino para estar allí un rato, para mirarlo desde alguna canción, fuera del campo visual de alguien conocido, con un libro en la mano. William Blake, las manzanas doradas, las eyaculaciones del viejo Charles, la continuidad de los parques en uno que se agigantaba a medida que paseabas lentamente como si el oxígeno que pudiera limpiarte hasta la última partícula del cuerpo estuviera en ese parque. Por aquí no habrá ningún horror aunque sí esté, pensabas. Se trataba de capturar la esencia del parque, o de absorberla sin mayor esfuerzo como en el movimiento de una cascada.

Una de esas cosas tan auténticas ocurrió hace unos días cuando la niña musa corría por el parque y tocaba las flores como si tocara gemas, encajes, cd's, libros. La niña musa me daba una flor y decía: para ti. Ningún flagelo existía en ese instante. La niña musa era la hada en el parque y el smog de la ciudad no podía destruir esa belleza, el parque, nosotras, esa luz. Tú sabes que los sueños son fugaces. Los parques no. Los parques sí reflorecen. Fuimos felices en parques, entre árboles, soplando dientes de león, contemplando rosales en la hierba húmeda. Incluso ahora que grita Homero Simpson en la tevé, la imagen del parque radiante me recuerda a la niña musa, las pompas de jabón, a A en su triciclo en Magdalena una mañana de sol.

Homero está en un parque y vuelve a gritar. Se ve tan gracioso con su panza en medio de las flores y la lluvia cae de pronto mojando todo: la veo salir del televisor arrojando una inmensa flor.



Huelguistas con grandes pancartas ocupan parques de vez en cuando: los parques acogiendo cocinas improvisadas, ollas comunes, niños, hombres y mujeres con sandalias y canastas de panes. Papá con su afecto de viejo maestro, habría mirado con pena el pasto seco por los huelguistas durmiendo en carpas veraniegas. Finalmente me hubiera enviado con leche y más panes para los temporales habitantes de los parques. Asonada circunstancial.

O ver a los chicos refugiándose en los parques para beber, cantando alguna canción de Demente común; electrodance al borde de la madrugada y más cerveza. El parque como espacio de reunión y mil ojales de tiempo en cada conversación. Atiza el parque la imaginación, como en un film o una ópera, una arremetida del viejo John Cage. Te amo mi nena lumínica. Sí, again, el parque, los parques, o la música flotando entre cactus y árboles. Escoge tu flor, escoge tu parque, mientras en algún sitio todo se derrumba.

O los enamorados, los amantes, los amigos, los solitarios, los enloquecidos, todos en los parques, cantando sus melodías a la hora de la plegaria íntima, como apátridas, como tú y yo. ¿Sí?

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Posteando en el paraíso (imagine)
16.12.07 @ 11:48 a. m.

Algunos postean como dioses de ciudad. Imagine cómo es un dios de ciudad. Imagine cómo es un paraíso transitorio, ubicuo, cual monolito de palabras.



Yo a veces quisiera ser niña nuevamente para escapar de los infiernos, sólo por fragmentos de tiempo. Y estar en otra parte, en otro momento, como un cómic, o definitivamente como un cyborg bienaventurado.








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Oh sí Coppola: el horror tiene cara
15.12.07 @ 6:49 p. m.

En estos días, el horror ha sido la cara del acusado Fujimori, ex-Presidente del Perú. En el tiempo de lo que él llama Pacificación, las desapariciones, crímenes y desfalcos fueron demasiadas y podrían llamarse daños colaterales si se piensa como un frío mercenario o como un político amoral. Verlo a Fujimori, enfatizando palabra por palabra fue espeluznante y tragicómico.
Después, el horror cercano fue saber cómo murieron siete trabajadores que estaban en un sótano, de pronto sepultados, sin derecho a seguro médico. Pobreza, horror. ¿Te das cuenta como esa palabra: el horror, es abrumadora?
¿Qué pasa? sí, sé que los dramas son cotidianos y que siete muertes no son la única tragedia en el mundo. Con el paso del tiempo, los monstruos de los films, los queridos personajes, las ficciones se comprimen, y aparece el horror. De pronto uno sabe que los espejismos se van, que permanece el horror y que cuando estás mirando a los ojos a una nena que te sonríe y a la que quieres como se quiere a lo que muchos le llaman esperanza, saber que la nena ya no estará cerca, es para ti el horror. De acuerdo Coppola, de acuerdo Marlon, el horror tiene cara.
¿No hay sobre qué dialogar, cierto? no importa. Niet, lo real es que importa en la medida en que la ermita virtual no es una zona de claustro. Se trata de la catarsis y el gesto oscuro, claro, de thanatos y eros en conjunción. Y hay que leer, voy comprendiendo, yo también leo y paso por lugares sin dejar una huella. Al chico del whisky doble le dejaré una, por ese análisis sobre los bebedores de whisky y porque me inquieta no emocionarme con el whisky o últimamente ser indiferente con los licores, sean los que sean. Es el horror filtrándose por los intersticios: escribamos con o sin whisky. El horror pasa, uno queda.





Sábado 15/dic/07.

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