Bosques y máquinas//

“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean"



Romanticus nocturno
15.2.08 @ 4:12 p. m.

Te vi degenerado petiso, con tu maleta rota y tus ojazos lujuriosos. Salía de casa y te paraste frente a mí: yo hubiera querido que me mire así el que me llama a veces con su voz ronca desde los Aeropuertos.
Los enanos mentales abundan y ver un enano enano se asume como una señal de buena suerte. Pura tontería, ya lo sé.

Mi soundtrack es una amalgama del segundo episodio de inspector morse y música que emite UnaRadio. The Basefall furies y el recuerdo de los chicos de La haine. Un hombre saltando sobre el capote del auto policial para que tres chicos huyan por las calles de París. Chicos de los suburbios, un judío, un moro y un negro.
Así que luego del film pensé en cómo después de que papá murió, mi vida fue distinta, demasiado diferente. Cómo conocería los suburbios y me alejaría del entorno bunker de mis amigas del cole. Si mi padre hubiera vivido muchos años más, tal vez yo no hubiera estado en los comedores populares ni habría pasado un año en un departamento oscuro y pequeño en un barrio con casas de paredes cuarteadas, paraderos llenos de gente peleándose por subir a los buses. E hice lo que mi padre no soñaba para mí. Me convertí en una flaneur que adelgazaba en sus aventuras urbanas y al fin me convertí en una caminante boderline.

Abdel Uchana, Willem Defoe, Junebug, La haine.
Otro film fetiche: La haine. Y después W D en la televisión con su gestualidad y su cara que no es bonita. Es bella. Todo él es bello, flaco, sin facciones armoniosas, con sonrisa iluminista. Un demonio, un ángel.

Los hombres se la pasan hablando de mujeres hermosas. Si yo fuera hombre me enamoraría de chicas extrañas, de aquellas que tal vez nadie mire cuando cruza la calle si no cuando habla. Si yo fuera hombre, sería como soy ahora, si fuera posible decidir mi identidad, mas no porque me crea sensacional, si no precisamente por lo contrario, y porque conozco las horas muertas y las caminatas por subtes a toda hora del día. Y por un montón de cosas que no contaría ahora.

Soñando le decía al doble del anciano que les cuenta una historia a los chicos de La haine, que soy una viajera, una cyborg, una maldita, alguien que sale por las noches volando como un personaje chagalliano por la ciudad. El tipo me quería contar una historia y no le dejé. Me debía ir a examinar mariposas y a escribir cartas cuando derrepente el anciano volvía y me daba estrellas de mar. Para que me recuerdes, dijo y plum, el sueño se convirtió en agujeros negros. Y me dije que mi alma iba a vagar al final de los finales, entre esos agujeros y las galaxias del universo.

Las madres del mundo deberían tener una Convención internacional para contarse sus vidas y defenestrar los mitos que las han convertido en seres irreales, pensé mientras raspaba una punta del escritorio. De madrazas te voy a llenar carajines, dije y recordé las proposiciones de T. Qué apasionante debe ser el cibersexo oculto en habitaciones cerradas. T colecciona films pornográficos. Si le das un libro de Borges se cansa. Si le das uno de Bucowski, sonríe. T podría ser un Bush adolescente con su hamburguesa y sus chicles en el bolsillo. Y es lo que llaman, un tipo guapo. Horrorosamente guapo.
Sí, lo de siempre, la estética unidireccional.



S anda por las calles de una ciudad sudafricana y puedo imaginar cómo le miran. Qué lejos te has ido eh. Un día de éstos te van a raptar. Ojalá sigas tan ágil en el kung fu.

Cuando pienso en la gente, me digo que hay quienes no le hacen daño a nadie, se cuidan tanto para no hacerle mal a alguien que es como si se dijeran que no tocarán ni con el pétalo de una rosa a una delicada persona o que no maltratarán a los errantes magos, las prostitutas, los payasos, y sí a los malvados de las esquinas subterráneas de la ciudad. Como en Junebug, película de Phil Morrison, donde el esposo de la bella marchant es un tipo simpático y no tiene ese lado mezquino que tiene el hermano bueno en Al este del paraíso, donde James Dean es un personaje bendito en su torva angustia. Junebug, la chica embarazada, el hermano resentido, el artista desinteresado en el marketing. Y el bebé. Junebug.

Bajo el volúmen de la radio para escuchar la banda sonora del inspector morse, que entra a un bar, vestido con terno y sin corbata. Pienso en Stephan Dedalus

(vuelve el síndrome collage permanente),
en la máquina del tiempo que ajusto para el viaje cuando escribo el guión del Film X. Exactamente no es un guión, claro. La inexactitud es una característica que encuentro irresistible si se trata de escribir o leer algo. Muchas veces, sí. Arrasamiento de las explicaciones o descripciones de una situación. Los cabellos de T, por ejemplo, mencionados en un relato. Me importaría saber cómo los lleva, no de qué color son.

Si tienes que hablar de personajes de carne y hueso que pueden golpearte o amarte en una historia, sé cruel y sublime. Por eso nunca olvidarán a Lautreámont, por los siglos de los siglos.
Cuando pienso en los amores, pienso en él, el joven Conde Isadore y en mi padre, en las tardes de verano con A y la niña musa, y en los días y noches de cuerpos húmedos que asaltan el tiempo.

Cidade Baixa muestra a esos cuerpos.
En el film ves a una prostituta tierna, no una Sonia rediviva, sino una chica de veinte años en una ciudad de Brasil, amada por dos muchachos marginales que darían la vida por ella. Difícilmente hoy alguien da la vida por otro. ¿Tú la darías?

Los cuerpos anónimos pueden ser fascinantes o espantosos. Mi cuerpo vestido se mueve a veces lentamente. Se cansa de su lentitud y sale a una reunión social. Me miran o es la paranoia con efectos festivos. Estoy en una sala donde el rojo brilla en el cuero de los sillones. Es una idiotez, estoy aquí y ya me quiero ir. Se dan cuenta, demonios, la gente se da cuenta cuando alguien no goza sus tragos y su espectáculo.
Soy la candidata a ser nominada como la desertora, la que escapa de las fiestas para tener un romance con su ordenador. Desconocen que como yo, muchos escapan de la soledad que grita en los eventos sociales. El clamor de las noches de clímax sexual en medio de los brindis y pasa un tipo rozándote una pierna y es risible, porque no estás en una autobús sino en una fiesta de gente que se llama a sí misma artista.

Pocos entienden cómo se mata a la soledad escribiendo mientras el bólido tiempo pasa. No te dicen vicioso, lo piensan.

Es una idiotez, lo digo otra vez. No me fascinan las fiestas después de la inauguración de una exposición de arte. Tienes que conocer a quien ha creado esas pinturas, acercarte a su vida para gozar su algarabía. No basta que comprendas lo que hizo, aunque quizás en última instancia eso sea lo más importante para él. Sólo que no hay que ir a esas fiestas. No vayas Rain, quédate escuchando Riverman. Nick Drake era tan suave como un niño de fantasía.

Yo me enamoraría de ese personaje que en La Haine, bailaba sobre el capote del patrullero. Si me dices que estoy un poco loca, no me resentiré. Es verdad.

Los perdedores somos nosotros, nos dicen y antes de que nos den recetas de éxito, caigo sobre ellos como buen monstruo. Tendré que comérmelos. ¡No protesten!.
Nunca entienden a los monstruos, allá voy.


Etiquetas: , , ,



◄ Older & Newer►

contents © http://postdrunk.blogspot.com 2011


entries others