“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean"
Bosques y máquinas//
“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean" ¿Por qué me gusta ahora Bob Dylan?
12.11.08 @ 3:44 a. m. No sé por qué Bob Dylan no fue parte de mi adolescencia. Recuerdo haber escuchado precisamente sus canciones Folk y haberlo bloqueado en ese punto. Mi oído aún no distinguía su sónica, su manera de cantar transmutándose en otro terreno, traspasando la formalidad folk. Así que me olvidé de BD hasta que en la blogósfera me topé con posts supraelogiosos. Dylan si no era una divinidad, era una especie de héroe, de guía, de amor. Y por otra parte tenía y tiene sus detractores. Un grupo de bloguistas heavy en sus concepciones de la vida, pero no heavy por ser fans de la music metal. Niet, me refiero a Heavy en el sentido de ser algo cínicos, es decir como puedo serlo yo en ciertos momentos o tú que lees este post. Pero es como si ellos desde ser heavys pasaran a ser hardcores. Y al decirlo, me siento como si también hablara de mí, pero es raro, porque puedo escuchar horas a Colleen, con sus sonidos delicados como a Rammstein toda una madrugada. Llegando a este punto, lo sopeso y creo que a Rammstein no lo escucharía tres horas seguidas. A Colleen y a Debussy, sí. Es el eclecticismo. Rammstein y Bob Dylan no armonizan pero en el imaginario personal llegan a ser complementarios. Bob Dylan suena a despreocupado, dandy, libertario, aventurero, mientras que Rammstein suena a asalto al propio cuerpo. A sacudón, catarsis, rabia, energía ruidosa, potencia. Ahora me gusta Bob Dylan, creo que debido a la necesidad de la elegancia. Dylan es un referente, y propicia tomar un vino helado, vestida como una diva o con gestos de diva, con la risa abierta como un mañana veraniega. Tiempo de helados. Dylan y su bonita cabeza. Dylan y Kerouac en la canción. BD se introduce en el cuerpo como la sangre de una transfusión. Nada lloroso, imagino a Dylan jugando basket con Allen Ginsberg y en algún momento a A G le provoca burlarse de Dylan, así que le dice algo sobre su desordenada melena, a lo que BD replica con un humor indefinible. Y es un gozo por ejemplo, pensar en Dylan, fresquísimo, entrando a una megacentro comercial para comprar zapatillas y un bidón de agua mineral. Y el soundtrack de la vida suena, Dylan canta. Creo que ahora me gusta Bob Dylan, porque la ciudad está en las canciones de BD, en su constante cinemática y si no fuera porque escribo en la madrugada, improvisaría un graffiti pequeño pero jodidamente impactante. Unos ojos se verían hacia la esquina de la pared. Los ojos de BD, claro. Directos e irónicos como él. ◄ Older & |