“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean"
Bosques y máquinas//
“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean" Ondas descartables
3.6.10 @ 10:40 p. m. ¿Sientes la hostilidad de alguien en la lejanía?. Una palabra tuya resonando como algo ridículo. Pensaba en eso y recordé a un filósofo recién graduado que escribe de una manera que sin duda le llamarías un geek y que te dice: qué onda, boliches. Creo que si lo observas en amplia panorámica, resulta un nerd de nuevo tipo, porque no se limita a pequeños círculos, desarrolla conferencias, domina el área modal de la filosofía y creánme que ese campo es complejo. En verdad es alguien extraño si lo ubicas al lado de otros. muchachos. Es como un humano preparado para disparar complejidades. Y en su vasto vocabulario la palabra onda es algunas veces un pequeño fluído oral, rico. [No dice buena vibra , eso no]. Ustedes, a estas alturas, posiblemente hallarán a este post, como un anecdótico bosquejo. Vuelvo al punto de partida: la hostilidad. La onda agresiva que por ejemplo va dirigida a ti. A mí, particularmente me parece imprescindible en su punto poderoso, como un pliegue que puede ser cortante o no, dirigida no para fricciones personales sino para tónicas textuales, polémicas, etc. Sin ironías devaluadas, discursos anquilosados, materializados en una tristeza colérica. A veces me he preguntado hasta qué punto buscamos soportes del conocimiento que armonicen con nuestras maneras de ser. Y miro hacia atrás, los blogs que escribí, y antes, lo que fui, lo que me formó, la potencia de la biblioteca informática, los descubrimientos, la sónica de eros, la ciudad y las ciudades. Lima como una extensa zona magnética, el país como un lugar que se conoce a través de la Historia no oficial y recorriéndolo. Apus y bosques. Ríos. El Océano Pacífico, espumoso y nuestro. Una manera de confluir con lo universal, los espacios, los detalles. Este zumo de limón sostenido en mi mano, y ni digas más papalote crash, me azuzo. Venus in fur, The Velvet Undeground. Códigos de barra del terror. Hace unos años, en mi calle habían cadáveres, hoy ese pasado parece niebla, pero realmente, es como plasma y placebo. El olor del jabón de heno me recuerda a los comics tirados en el piso cuando sonaban los disparos, todo olía a heno. De pronto el mundo era el sonido de altoparlantes de ambulancias y heno. Fusión. Y un niño más pequeño que yo corría con su pelota en la mano, gritando ¡Qué onda papá, qué sangre!. Lo he recordado hoy cuando estaba en twitter. Y no sé si volveré a escribir: onda. Heno, sí, madre. Etiquetas: guerras, ondas, twitter ◄ Older & Newer► |