“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean"
Bosques y máquinas//
“Somewhere Nabokov is smiling, if you know what I mean" No es estrictamente personal (este blog)
14.5.08 @ 10:44 p. m. Lo que tiene el twitter, además de conectarte con gente de tu país como de otros en directo en una modalidad de gran chat espontáneo, es que te lleva a pensarte. En una coordenada diferente a la yoísta yoísta si inclinas en esa balanza interior el cuerpo con todo. Es decir, que comprometes la memoria, el presente, el presentido futuro que de pronto ya está aquí. Cómo decirme que no cierro este blog porque ya cerré dos antes, o no, fueron tres con uno bastante caleta y en el que aparecieron voces que de pronto han vuelto, llegando a FX. Acometo el paso por librarme de toda expresión manierista. Me asfixio yo misma con textos que lanzo y que al releerlos, días después me empalagan. Es como una canción que te gusta en un primer momento y que después no escuchas más. Porque hay canciones que puedes escuhar una y otra vez y detenerte sólo porque sabes que te has vuelto obsesivo con ellas y les pones el stop. No es que me esté apaleando por apalearme. Esa no es mi naturaleza. Porque también tengo posts que siento son míos para ser de los que lleguen a este blog. Sé que vale la pena que los haya escrito. Por otra parte quisiera dedicarme por completo a escribir y a leer como alguien que está de vacaciones interminables. Querría ser una outsider sin concesiones a nada de lo que ata a las convenciones, algún resto de interés por captar la atención de algún bloguero/a que no viene a esta bitácora. Como si eso fuera importante, un detalle que puede ser algo cómico, una excentricidad. Y es que puede ser importante en un grado, hasta que vas cambiando, vas modelándote por alteraciones. Vives en una sociedad en la que no estás a gusto, pero tampoco reniegas de ella por el lado de la pertenencia. Tu geografía, tu espacio vital y la inmanencia que te transmite navegar todos los días por la red, como algo natural, que no te constriñe ni te engrandece. Una comunicación con todos sus plus vivenciales. Y surge de una manera mucho más clara, la búsqueda por negaciones y afirmaciones. La necesidad de desprenderse de ciertas cosas, miradas, música. Sin estigmatizar la debilidad que pueda haberte ocasionado una canción que te perseguía porque dejabas que te persiga, hasta que entiendes que se está trastocando lo que sentías por esa música, que ya no es tuya, que ya no significa ni un pedazo de tu vientre, de tu boca, de tu voz. Cuando estoy poniendo fotos en movimiento en FX, cambiando detalles, me divierto. He llegado a la conclusión de que lo que parece una pérdida de tiempo, como cambiar templates, escuchar el motor que ruge en el bus, ver pasar gente por la ventana, observarla, reírme de lo absurdo de inquietudes focalizadas, distendidas, mutantes, forma ese sedimento interno que necesito para ser lo que soy. Para escribir, y también para leer. Porque así, lo que Roth narra, me resulta más claro y su ironía me provoca una pequeña iluminación. Al mismo tiempo, me siento fortalecida. Aunque a veces hay una jodida tristeza por algo que veo, eso es necesario. Lo comprendo en la cercanía de la gente o cuando estoy sola. Puedo dejar a Roth, no por decirme que si está de moda, no me interesa, si no porque no hay por qué sentirse culpable por dejar algo si lo vas a retomar cuando te plazca, si no recibes órdenes de nadie para actuar como actúas. He allí el punto: uno es privilegiado al estar sentado frente a un monitor, en sintonía con el teclado, escribiendo, en la madrugada o en el día. Uno ejerce cierta liberación de su cuerpo. Lo libera de las prisiones. A mí eso me lleva a escribir. Llenar de metáforas el post para comunicarlo no es ahora algo que me interese. Quizás un poema que irrumpa con la noche del cuerpo llegará como si se fusionara a Extraction 2, el tema que tocan Frank Tovey y Boyd Rice, que es como una sola marcación, a la que si oyes atentamente, te das cuenta, que en esa reiteración se despiertan una serie de variantes anímicas, ricas, superpuestas, mezcladas, hiperentrelazadas. La música interior no nace nunca por imposición, ni siquiera por persuación. Te captura o no. Te expande o no. Escribir tiene que ver con todo lo tuyo que no conozco, pero que atisbo en las rutas diarias, en la lectura de blogs, en escenas de Cría cuervos y de cientos de films, en los soundtracks que día a día, noche a noche nos transforman, en los noticieros, en las conversaciones, en los gestos. En todo. ◄ Older & Newer► |