a los 11 años ya sabías que debías competir por el amor de un chico. le llamaban amor a ese impulso de la atracción. ponerte bonitísima, mantener tu poder sobre él. el poder era la erótica soñada, una nubosa manera de contar con su líbido bajo tu dominio. pero nadie te decía que dependías de esa pugna como un esclavo, un vulgar siervo.
carnalidad y romanticismo. flores, paseos, besos, como en un film en el que luego de mil avatares, el happy end se impone a color. educarte en la sutil seducción. aleteos de mariposas como si crearas haikus físicos, que al fin se perderían como actos viciados.

[el brillo de corín tellado por ejemplo]

esa encantadora manera de pestañear, el giro delicado. elegant.

bussy bussy no.

¿te acuerdas de los primeros jeans? ¿te acuerdas de los viajes por ultramar en busca del príncipe azul?. los jeans se ensuciaban en las caminatas con el smog pegado a la piel. algo funcionaba desencajado. el puzzle se deshacía o ni siquiera había sido un pedazo de rompecabezas sino piezas dispersas. y salir a la calle para toparse con los tipos sonrientes cuando pasabas cerca de sus mochilas y de sus respiraciones era la pequeña odisea tortura. siempre los machos persiguen a las nenas. siempre las espían. los tímidos chiquillos se ocultan, se van. los machos cazan. las hembras cazan a su manera, pero se dejan cazar.

a la salida del colegio, las gomas de mascar y la colonia tras las orejas, esperando que ellos pasaran o que él, uno solo, el escogido te oliera. tu chiquita sensualidad mutando a erotic salvaje.

y no era glorioso, nada nada, luchar por ser la predilecta. adrenalina de adolescente perdida en un caleidoscópico rosa. ojitos negros, cintura fina. y el tiempo. la ciudad, los días en bus, correr en medio de los agujeros negros. bombas.

escribir. la mirada posada en una hiperrealidad con estrellas y clarosocuros. ya no tienes 13 años ni sueñas con ser la elegida de alguien sensacional. esa masculinidad de película, tic nervioso. ¿quién no quiere ser john malkovich? ¿quién no quisiera ser madonna? y no, todo eso se derrumba como un museo incendiado.

no le vas a dedicar la orquídea fresca al que te habla de la cool condición, de tu luna, de tu patio con macetas, de tu manera de reírte, de tu olor, de la dulzura de tus gestos.

te cuestionas como resolviendo ecuaciones q no entiendes. te desordenas, te mezclas, te transformas. como un animal que cambia de piel, el proceso es largo y hay larvas, microbios, infecciones, paréntesis, ruina, renacimiento.

ríes. ahora ríes y puedes flotar aunque el odio de unos ojos se pose sobre ti. nada es tan despreciable al fin, luego de las mutaciones.
trastorno de la piel. deconstrucción.

alguien te dice que intelectualizas demasiado. ¿antipasional tú tan próxima a una insípida manera de ser?.
decides matar medusas en el acto de decir sí a desprenderte de lo que te inocularon. no es muy difícil. has sido una paria en el sentido amoroso. feel.

[ medusas muertas]

barcos de niñas solitarias. la abstracción tiene ahora destinos diferentes.
veo a niñas tristes que son perseguidas por muchachos. es horrible que te acosen, pedazo de carne atrayente. polución sexual. toda esa persecución constante, ese hálito apestoso. una y otra vez. ya no más.
[alguna nínfula aparece, ella tampoco adora la sumisión]


lo buscarás si te gusta su swing.
y si no le gustas, saltas. no nacimos para rogar.

¿a dónde vas?.